Durante décadas, las experiencias cercanas a la muerte (ECM) han desafiado las explicaciones convencionales sobre el cerebro humano. Desde pacientes que regresan a la vida tras largos minutos sin oxígeno hasta relatos que describen estados de lucidez imposibles bajo parámetros neurobiológicos, este fenómeno se ha convertido en un cruce inesperado entre la medicina, la psicología, la física y la filosofía de la consciencia.
Hoy, los testimonios de figuras médicas como Eben Alexander (neurocirujano), Mary Neal (cirujana ortopédica) y Anita Moorjani (cáncer terminal), junto con los estudios de científicos como Pim van Lommel, Bruce Greyson y Raymond Moody, han abierto un debate profundo sobre una pregunta esencial: ¿puede la consciencia existir más allá del cerebro?
Mary Neal: 30 Minutos Bajo el Agua
En 1999, la cirujana ortopédica Mary Neal sufrió un accidente mientras practicaba kayak en un río de Chile. Quedó atrapada bajo una cascada y estuvo más de 30 minutos sumergida, sin poder respirar. En términos médicos, esa duración es incompatible con la supervivencia sin daño neurológico irreversible.
Pero sucedió lo contrario: no solo sobrevivió, sino que retornó sin secuelas cerebrales significativas.
Durante su “muerte clínica”, Neal describe haber experimentado una profunda sensación de paz, haber salido de su cuerpo y ser guiada por presencias luminosas hacia una realidad más amplia. Relata también haber recibido información sobre su vida futura, incluyendo la muerte de su hijo, que efectivamente ocurrió años después.
Su caso —documentado por médicos independientes— coincide con miles de testimonios globales que describen patrones idénticos: sensación de unidad, disolución del ego, encuentros con seres amorosos y un conocimiento directo de una dimensión que trasciende a la materia.
Eben Alexander: Un Neurocirujano Ante la Consciencia No Local
En 2008, el neurocirujano Eben Alexander sufrió una meningitis bacteriana que destruyó gran parte de su neocórtex. Estuvo en coma durante siete días, con un nivel de daño cerebral incompatible con la experiencia consciente. Y sin embargo, vivió una de las ECM más detalladas y estructuradas jamás registradas.
Relata una realidad expansiva, coherente, acompañada de un ser femenino que le transmitía conocimiento y amor incondicional. Su caso es especialmente relevante porque, como especialista, Alexander defendía la visión materialista clásica: que el cerebro produce la consciencia.
Tras su ECM, su postura cambió radicalmente.
En su libro Proof of Heaven, argumenta que la consciencia no es generada por el cerebro, sino que el cerebro actúa como un filtro o interfaz, tal como proponen hoy científicos como Donald Hoffman, Tom Campbell o Robert Lanza.
Anita Moorjani: Remisión Espontánea Tras Su ECM
El caso de Anita Moorjani, documentado por médicos en Hong Kong, también resulta notable. En 2006, sufría un linfoma terminal, con fallos multiorgánicos y un pronóstico de muerte inminente. Cayó en coma… y en ese estado experimentó una ECM donde sintió una expansión de consciencia que trascendía su identidad individual.
Tras la experiencia, algo inesperado ocurrió: su cáncer remitió completamente en cuestión de semanas.
Los médicos no pudieron explicar la recuperación.
Moorjani afirma que su ECM le reveló que el miedo y la autonegación habían contribuido al progreso de su enfermedad, y que la recuperación se produjo al conectar con un estado profundo de amor incondicional.
Patrones Comunes de las ECM
Los casos de Neal, Alexander y Moorjani no son excepciones aisladas. Coinciden con los patrones descritos desde los años 70 por el psiquiatra Raymond Moody, pionero en el estudio sistemático de las ECM, y por investigadores como Bruce Greyson (Universidad de Virginia).
Las características recurrentes incluyen:
- sensación de paz y claridad absoluta,
- separación del cuerpo,
- ausencia de tiempo,
- percepciones verificables que ocurren mientras el cerebro no debería generar consciencia,
- encuentros con presencias benevolentes,
- revisión de vida,
- resistencia a regresar al cuerpo,
- transformación profunda tras la experiencia.
Estas coincidencias han llevado a algunos científicos a plantear que las ECM podrían ser un fenómeno universal, no condicionado por cultura, religión o creencias previas.
La Aportación Fundamental de Pim van Lommel

Pim van Lommel
El cardiólogo holandés Pim van Lommel publicó en The Lancet (2001) uno de los estudios más influyentes sobre ECM. Observó que personas sin actividad cortical medible —es decir, clínicamente “sin consciencia”— describían experiencias lúcidas y estructuradas.
Van Lommel propone que la consciencia podría ser no local, un fenómeno que existe más allá del cerebro y al que accedemos a través de él, como si fuera un receptor.
Esta visión coincide con:
- John Archibald Wheeler: el universo participativo; la realidad requiere observadores.
- Robert Lanza: el Biocentrismo; la consciencia es el fundamento del universo.
- Donald Hoffman: el realismo consciente; lo físico es una interfaz, no la realidad última.
- Tom Campbell: el universo informacional; la consciencia es el “sistema operativo”.
- Stanislav Grof: la consciencia transpersonal; la mente va más allá de la biografía individual.
Cuando el Yo Desaparece: Neurociencia Contemporánea
Estudios del Dr. Judson Brewer y del neurocientífico Robin Carhart-Harris han descubierto que, en estados de consciencia profunda —meditación avanzada, psicodélicos, experiencias místicas—, la región cerebral responsable de la identidad personal (la Red Neuronal por Defecto) se desactiva.
Lo sorprendente es que al apagarse el “yo”, la consciencia no disminuye, sino que se expande.
Aparecen experiencias de unidad, claridad, trascendencia del tiempo y percepciones que los sujetos describen como “más reales que la realidad”.
Esto conecta directamente con las ECM, donde la identidad personal se disuelve y emerge una consciencia más amplia e integrada.
El aporte de Manuel Sans Segarra
El médico español Manuel Sans Segarra, uno de los grandes estudiosos hispanohablantes de las ECM, aporta un enfoque especialmente clínico y directo. Sans Segarra enfatiza tres ejes:
- La lucidez inexplicable en pacientes sin actividad neuronal suficiente.
- El patrón universal de las ECM, independiente de religión o cultura.
- La transformación posterior, que él considera la prueba más contundente de su autenticidad.
Su conclusión coincide con la de investigadores como Pim van Lommel: la consciencia parece sobrevivir al deterioro del cerebro. Sans Segarra resume esto en la idea de consciencia no local, un modelo en el que el cerebro no genera la mente, sino que actúa como un receptor o filtro. Por eso sostiene que las ECM no son alucinaciones ni sueños, sino ventanas hacia una dimensión no material dotada de orden, información y coherencia.
¿Una Nueva Visión de la Consciencia?
A medida que se multiplican los testimonios y se refina la investigación científica, las ECM plantean un desafío creciente al paradigma materialista clásico. Lejos de ser anomalías marginales, forman parte de un patrón coherente que conecta:
- medicina,
- neurociencia,
- física cuántica,
- psicología transpersonal,
- filosofía de la información.
Los casos de Mary Neal, Eben Alexander y Anita Moorjani sugieren que la consciencia podría ser más extensa, más profunda y menos dependiente del cerebro de lo que durante mucho tiempo se creyó.
Quizás las ECM no sean una anomalía: quizás sean la pista más evidente de que la realidad es más amplia, más viva y más consciente de lo que imaginamos.